martes, 16 de diciembre de 2008

16/12/08 - Viaje a Puente del Inca

9:53 OE - Micro
Por un lado estamos dejando toda la comodidad que teníamos en Barreal, lo cual no está tan mal después de todo. Por el otro, por fin vamos a las montañas, a la nieve y todas esas maravillas que estaban programadas hacia el final de los 23 días, y eso asusta un poco. Lisandro recién me dijo que quiere volver, pero que el viaje no termine. No lo podría describir más sencillamente. Y quiero que deje de estar como está como está cuando no está como me gustaría que estuviese.

13:49 OE - Uspallata
Las montañas no se pueden comparar con ningún otro lugar. Cuanto más me acerco a ellas, más me siento acogido como en casa, extrañamente. Y acá en Uspallata estamos rodeados por ellas. La altura ni se siente, a pesar de que debemos estar cerca de 2000 m sobre el nivel del mar. Ahora vamos a tener un mayor gasto energético, por lo que vamos a almorzar mantecol y esas cosas por el estilo. Por si las moscas, tengo coca en el bolso.

15:01 OE
Estamos bordeando el río Mendoza, mientras atravesamos la cordillera para ir a Puente del Inca. A la izquierda tenemos un precipicio, producto de la acción del río a través de las épocas; a la derecha, la montaña. Algunos tienen miedo. Podemos ver desde el micro los restos de algunas construcciones incaicas, y de un puente ferroviario de principios del siglo XX, además de las vías enteras del ferrocarril transandino. Del mismo modo quedará en la ruina lo que nosotros edifiquemos.

Hace un ratito caían rayos y llovía un poco. Estos rayos nos siguieron gran parte del viaje, son fantásticos.

Me dan mucho miedo los camiones que vienen de frente. Pasan casi pegados a nosotros, a pocos centímetros.

23:24 OE - Puente del Inca
Es tarde y tengo sueño, así que me voy a limitar a poco más que un relato de hechos. Llegamos a las 16:00 a la Compañía de Cazadores de Montaña Nº8 de Puente del Inca -desde donde escribo- y nos alojamos. Es un lugar tanto o más reconfortante que las cabañas de Barreal. En cierto modo, tanta comodidad no es la idea de un viaje así. Gasques tuvo razón al decir en el hostel de San Juan que es un tanto "light".

Debido a una posible  gran lluvia no hicimos la caminata a Puente Picheuta. Esto nos dio más tiempo luego de llegar, y pudimos hacer una visita guiada al puente. De esto rescato la excelente charla que tuvimos con el sr. guardaparque del lugar, que me abrió los ojos en cuanto a algo: al hablar de los problemas ecológicos de la minería, me di cuenta de que la Argentina es un todo, y que si una pequeña partecita no es cuidada, por más pequeña que sea, puede traer consecuencias en ese todo entero. Se puede aprender muchísimo de algunas personas.

Estamos frente a un clima y un entorno totalmente distintos. Ahora la altura sí se siente, nos cansamos más fácil y hace más frío. Termino porque acá quieren dormir.

Puente del Inca en aquellos días. Debajo suyo, en un costado, un hotel abandonado, dorado como todo lo demás por los sedimentos del agua.

lunes, 15 de diciembre de 2008

15/12/08-Cabaña

21:00 OE
Una extensión de tierra seca que no parecía terminar, unas montañas que podíamos ver en todas direcciones, una tormenta de rayos espectaculares que caían alrededor, el sol que salía radiante entre las nubes y formaba un arco iris doble ante nuestros ojos felices. Pasamos un buen rato jugando con el viento y corriendo como unos nenes. No sé si alguna vez me había sentido tan libre, pero no me importa nada. Estas son las cosas que hacen a este viaje distinto a todo, esos "aquí, ahora, y probablemente nunca más".

El observatorio y el Parque El Leoncito se quedaron un poco atrás en comparación con el Barreal, pero de todos modos nunca había estado en un lugar así. El hombre que nos mostró el telescopio nos dio una explicación sobre su funcionamiento que no concordaba con los preceptos de óptica que manejo, así que tengo pendiente averiguar sobre el tema cuando vuelva. Varios creemos que tengo razón.

Fiorella se perdió de este día precioso porque se sentía mal de salud y del corazón. Es una prueba viva de una mente que sufre y un cuerpo que se lamenta. No es la primera vez que le pasa así, pero esta vez fue la peor.
Cada vez nos acercamos más a la Cordillera, y eso es genial. Ya le dije dos veces a Juan de viajar al sur el año que viene. Espero que lo considere. Mañana es el esperado viaje a Puente del Inca. ¡Salud!

De película.
Irrepetible.

domingo, 14 de diciembre de 2008

14/12/08 - Barreal

19:40 OE - Cabaña
Llegamos y nos instalamos hoy entre las 4 y las 5 de la mañana, y nos pusimos a amasar ñoquis. Comimos opíparamente y nos dormimos a cualquier hora. En Barreal nos sentimos como en casa. En estas cabañas tenemos un ambiente muy bonito, de eso nos dimos cuenta apenas llegamos y puse el disco de Bill Evans. Son muy espaciosas, y cuando salimos podemos ver la cordillera frontal, que está un poco nevada. Ya olvidé a cuántos metros de altura debemos encontrarnos. Sí, estamos como queremos. Encima hoy tuvimos el día libre. Aprovechamos y lavamos ropa, hicimos compras, cocinamos, y estrenamos la pileta que hay. No nos podemos quejar.
Hablé con Pau. Se está manteniendo activa para que el tiempo pase más rápido. Igual imagino que estará contenta porque falta menos. Tengo muchas ganas de verla.
Volver va a ser extraño. Cuando llegamos acá nos dimos cuenta de que nos desacostumbramos a muchas comodidades. Ya estamos habituados a vivir viajando de un lugar a otro, y fueron sólo dos semanas. De todos modos falta.
Me voy a juntar leña. Perdí el rompevientos de papá como un gil, así que a manejarme en Puente del Inca en un par de días. Encima era de papá... y tenía pilas y mis TDK grises que se escuchaban tan bien. Mala suerte.

(Al final los TDK aparecieron, el problema es que el rompevientos era de papá :( Igual cuando hablamos por teléfono le dije y me dijo que no me preocupara. Seguía dándome pena, pero me había hecho sentir mejor)

Nuestra comodidad ♥

sábado, 13 de diciembre de 2008

13/12/08 - Ischigualasto

15:49 OE
Odio que haya tan poco tiempo para escribir, pero eso suele pasar cuando acampamos. En los días que vienen espero que no sea así, en Barreal vamos a dormir en cabañas. Voy a aprovechar este trayecto en micro para continuar.
Llegamos el 11 a Ischigualasto y empezamos a armar las carpas. Algunos afirman que somos nosotros los que atraemos la mala suerte climática, porque mientras estábamos en eso comenzó a llover una vez más. No tenía que llover, acá no llueve, y sin embargo esas pérfidas gotitas seguían dificultándonos la existencia, y nosotros corríamos, y clavábamos, y nos refugiábamos. Después me enteré de que había caído agua hasta en lugares que hacía 10 o 15 años sólo conocían la sequía. Pero nos manejamos, y las empanadas que Juan encargó compensaron un poco. Esa noche volvió a llover.
Al día siguiente escalamos el Cerro Morado, y pudimos apreciar una panorámica de 360º que abarcaba el Parque Nacional, Talampaya, y más. Fue inmensa la habilidad con la que Américo pasó de contar un cuento sobre la búsqueda de un tesoro en una grieta de la cercanía a detallar con precisión científica cómo naves extraterrestres con forma de cigarrillo buscan centros energéticos para aterrizar. No sé por qué Elo me dijo que soy un irrespetuoso. Sólo silbaba la música de los expedientes secretos X, y ella se reía.

Vista desde el cerro, y nosotros
18:08 OE
Después de cenar, esa noche caminamos unos 200 o 300 metros lejos del campamento para tirarnos en las piedras a ver la luna llena, que por fin se había dignado a mostrarse. Ahí Américo nos habló otro ratito, esta vez de chacras, buenas ondas, cosas por el estilo. Él es un hombre elocuente, tiene un estilo para contar las cosas que atrapa a las multitudes. Por lo que me contaron, la charla gustó a muchos. A mí no, o por lo menos no pude aprovecharla, simplemente porque no creo en esas cosas. Por supuesto que contar esto sólo me trajo rechazo, silencio. Me pregunto si me perderé de mucho en mi vida.
Hoy no pudimos hacer ni un cuarto del recorrido tradicional porque tanta agua (!) ablandó el terreno y nos perdimos de mucho, pero hicimos una preciosa caminata por el Valle de la Luna, que como Juan dijo parece otro planeta. Ahí tuve una breve conversación con Alan Z. que me dejó con bastante bronca. Américo había dicho que si los hombres no creen en algo son como animales, ante lo que yo protesté. Mi compañero me respondió de este modo: "Tenés que creer en algo, no podés ser tan escéptico". Lo fundamentó diciendo que tengo que dejar que todos crean en lo que quieren, y le respondí que creer uno y respetar a los demás son cosas totalmente distintas, que yo acepto todo tipo de culto, y no lo denigro. Pero no puedo creer, hace años que no creo en supersticiones, ni en OVNIS extraterrestres, en chacras, en centros de energía, en dioses, en milagros, y apenas si creo en nuestra existencia sólo por mantener un tiempito más mi cordura. No hay nada de lo que no dude seriamente. Las leyes de la naturaleza, en las que tanto baso mi versión de la realidad, son sólo un instrumento del aquí y el ahora que carecerían de sentido si viviéramos un sueño, por ejemplo. En mi mundo sólo es indudable el amor. Tengo, sin embargo, mi propia visión de la existencia. Pienso que no hay nada más allá de lo racionalmente explicable, y que lo sobrenatural es sólo lo que el hombre quiere ver en lugar de lo desconocido por comodidad. El hombre busca su comodidad, porque sin ésta se ve forzado a pensar, o teme pensar. Con algunas personas no puedo cruzar dos palabras sin que me digan que "no les venga con esas cosas". A mí me encanta venir con estas cosas. "No podés dedicar tu vida a averiguar el porqué de todo", me dijo Juanse hace un rato. Cuando le dije que en eso está parte de mi felicidad se le complicó mucho la charla y no quiso hablar más, argumentando que no quería hablar de filosofía. Eso que le contesté es mi gran pretensión. Será una locura de mi juventud, pero esa especie de aspiración a la divinidad mediante el pensamiento es mi sueño. A pesar de que sé de la imposibilidad de alcanzar un punto de llegada, mi objetivo es sólo acercarme a encaminarme a él. Así como yo respeto lo que creen otros (reconozco que quizás me fui de boca con lo de los OVNIS, pero pensé que el hombre nos cargaba), me gustaría encontrar lo mismo por parte de esos otros alguna vez, ya que hasta el momento sólo he encontrado rechazo, y eso no se siente nada bien. Qué lindo sería...

20:53 OE-Micro
Juan puso Works en el micro. ¿Sabe usted, lector, hace cuánto no escuchamos algo de verdad?

Las nubes desde el Cerro Morado eran muy bonitas

viernes, 12 de diciembre de 2008

12/12/08 - Ischigualasto

09:05 OE (continúa lo anterior)
-siones que parecían anunciar el fin de todo lo habido y por haber. Cuentan los que ya viajaron que en el Valle de la Luna se pone peor. Habrá que ver...

Ischigualasto desde donde acampábamos nosotros.
Una vez me inspiré y dibujé un pequeño bocetito de este paisaje.
Cuando pueda lo subo.

jueves, 11 de diciembre de 2008

11/12/08- 8 meses con Pau =)

12:03 OE - Valle Fértil
Hay un nene que todos los días, una vez como mínimo, viene con su bicicleta casi más grande que él y nos vende unas tortas caseras bien calentitas que son una delicia. Generalmente, para garantizarse la clientela, viene por la mañana y por la tarde, y Juan se encarga de avisarnos a todos de su llegada. Algunos estimaron que tiene diez años, yo diría que más pero aparenta menos, y sin embargo para comer debe alzar sus brazos para empujar un manubrio que casi llega a la altura de sus ojos y recorrer quién sabe cuánto para llegar a quién sabe dónde. Con nosotros tuvo éxito. Espero que siga teniéndolo, siempre.

12:41 OE - Micro - Saliendo de Valle Fértil
"El chico que tardó 3 días para revivir". Así me llamó Joaco cuando me vio hace unas horas. Hoy vuelve a comenzar el viaje, hacia Ischigualasto. Mañana escalamos el Cerro Morado. Puede parecer apresurado, pero estoy cansado de no hacer nada durante tanto tiempo. Valle Fértil fue para mí descansar e ir dos o tres veces al pueblo. De todos modos limpié el piso del colectivo, estuve subiendo cajas, y vuelvo a tener noción de todo. Lisandro sigue como a veces. Fiore en este momento se parece a él. La Vicky sólo habla de sexo y de que se perdió el recital de Skap. Soto sigue abalanzándose, los nenes del pueblito que estamos cruzando nos saludan y subimos en altura, se me tapan los oídos. Por allá desafinan canciones de mala calidad. Y yo paso el tiempo escribiendo cosas que pasan. ¡Viva el León de Francia!

17:44 OE - Micro
El Chiflón se llama así por el sonido que produce el viento. Es un lugar parecido a Talampaya. Tiene unas paredes similares, aunque menos altas, más variadas en sus colores, y con una vegetación más arbustiva. Ahora que lo pienso, no se parece en mucho más. Es un lugar muy bonito.
Ahí conocimos a un personaje extravagante: Américo. Él es un hombre que con su edad, sus 15 años con el taller, su pinta y su conocimiento sobre costumbres aborígenes parecía sensato. Y es que en principio lo era, pero hacia el final del recorrido el tema se tornó un poco sobrenatural, cuando pasó de hablar de las culturas prehispánicas a enunciar elaboradas teorías sobre extraterrestres y otras dimen-

Formaciones rocosas en El Chiflón

Más formaciones rocosas en El Chiflón

Al comienzo no pensaba que Américo realmente creía en lo que nos decía...

miércoles, 10 de diciembre de 2008

10/12/08-Valle Fértil

14:23OE
Seguramente el lector medianamente atento notará que estuve dos días sin escribir. Resulta que al rato de terminar lo último comencé a sentir mucho frío en todo el cuerpo. Mi error fue no avisar cuanto antes, por miedo a perderme de conocer Talampaya. Luego de una siesta de una hora como mucho, me di cuenta de que no podía seguir así y le dije a Ian que llamara a Elisabet. La novalgina que me dio no sirvió durante mucho tiempo, pero me permitió mantenerme en pie en la recepción del Parque Nacional y cargar agua. El recorrido por el cañón fue en principio tolerable, pero un dolor descomunal de cabeza, estómago y garganta me impidió levantarme en la última parada. Cuando mis compañeros volvieron me encontraron acostado en tres asientos de la combi rodeado de unas moscas insoportables, pronunciando letras erráticamente, e hirviendo de fiebre. Aí me llevaron de regreso, mientras Clara y Rocío me ponían paños empapados en agua fresca en la frente y trataban de que no se me moviera la cabeza. Cuando llegamos a la entrada del parque veía todo nublado alrededor. Entre tambaleos fui llevado a un sillón cercano e interrogado, pero mucho caso no hicieron a lo que respondí, de tan convencidos que estaban de mi supuesto delirio febril causado por mi supuesta insolación. Pero no deliraba, sé exactamente cómo me siento cuando deliro (aunque durante años traté de recrear en mi mente esa sensación, nunca lo logré, pero en el momento me doy cuenta apenas recobro un poco el conocimiento).* Un par de intentos de remedios caseros y más de dos horas de viaje después, estábamos en Valle Fértil y experimentaba una milagrosa mejoría. Mientras empezábamos a cocinar empezó a llover, así que cenamos unas galletitas con paté y fuimos a dormir a las carpas.
Al día siguiente estaba mejor, pero me cansaba y agitaba muy fácilmente. Suponía que para hoy iba a estar perfecto. Sin embargo, aunque me sentía más o menos bien, a las 18:45 Eli me tomó 38,8ºC y tuvimos que ir al hospital. Aprovechó de paso para atenderse ella, que también tenía fiebre. Como era de esperarse, encontrar el lugar fue un desafío. En Cuyo las personas saben llegar a cualquier lugar de donde viven pero no las direcciones, supongo que les daría igual si las calles no tuvieran nombres, o si todas se llamaran San Martín y Sarmiento.
Cuando increíblemente pudimos llegar, después de haber sido orientados hacia al menos tres direcciones distintas, un médico nos diagnosticó anginas, y recibí un largo pinchazo lleno de amoxicilina en la zona superior de mi nalga derecha que todavía me duele. El resto fue renguear hacia el campamento y ser forzado a pasar un mínimo de comida por una garganta que no daba más.
Hoy desperté como nuevo. Anoche vino Lalo 2 veces a la carpa a empastillarme más. Sólo me duele la garganta un poco, y vuelvo lentamente a comer con normalidad. Mi temperatura ahora es de 36,3ºC. Me hizo muy bien el trato que me dieron acá, estoy muy agradecido. La verdad, me mimaron mucho.
A pessar de esta fiebre pude disfrutar de la hermosura de Talampaya. Incluso pude sacar algunas fotos. El viaje sigue, y ansío continuar mañana hacia Ischigualasto.

*Y no importó, porque el termómetro habló en mi contra. Marcó 39,5ºC, y a nadie se lo dijeron, para no preocupar.
**(Esto lo escribo ahora, en casa):ahora que lo pienso, quizás resulta un tanto exagerado el relato. Pero escribí tal cual lo recordé.

Las fotos que sacaba.
A pesar de todo vi que era un lugar precioso.

Rojo, rojo por todas partes.

La última que saqué, ya me estaban por llevar.